Artistas sirias; retratar el dolor desde el exilio.


Tras más de siete años de conflicto, tres millones de personas se han visto obligadas a abandonar Siria debido a la violencia, la restricción de libertades y las condiciones sociopolíticas para buscar refugio en otros países. Algunas de ellas son artistas, músicos, actores o investigadores que, debido a la escasez de libertad de expresión, decidieron salir del país para poder continuar realizando su trabajo. Laila Muraywid, Randa Maddah, Sulafa Hijazi y Dareen Abbas son sólo cuatro de las artistas criadas en Siria que, desde el exilio, hablan de la destrucción de los cuerpos, el paso del tiempo, la espera y la cruda indiferencia de la modernidad a través de su obra.


Gates of Paradise, 2010. Impresión en plata sobre papel, políptico de 8 fotografías, 100 x 200 cm


Nacida en 1956 en la capital Siria, Laila Muraywid se graduó en Bellas Artes en la Universidad de Damasco. Tras mudarse a Europa, completó su formación en la Escuela Superior de Artes Decorativas de París y comenzó a exponer su obra, que se ha presentado en Beirut, Bruselas, Dubai, y Washington, entre muchos otros lugares. Sus fotografías y esculturas buscan, a través de máscaras calcinadas, cuerpos mutilados y posturas desgarradoras, definir las limitaciones que los conflictos sociales y la religión imponen a la libertad femenina.


El trabajo de Laila Muraywid es cíclico, tomando la fotografía como punto inicial y final que alimenta y es a su vez fruto de la obra escultórica y performática. Así las fotografías se vuelven la base para el desempeño de toda su obra posterior, que construye alrededor del cuerpo. La artista considera el cuerpo un trabajo escultórico polifacético y multifuncional, morada de la sensualidad y refugio del ser al mismo tiempo, “el cuerpo se retrae hacia dentro, pero siempre con una mirada hacia fuera”, explica. Son esta serie de ambigüedades y tensiones las que crean la fuerza del lenguaje fotográfico de Muraywid en una dialéctica que abre y cierra simultáneamente argumentos y narrativas potenciales a través de los cuerpos semi ocultos de estas mujeres.

The Garden of Nowhere, 2010, Impresión plata-gelatina., 41 x 61 cm, Ed. 5


La particularidad de la obra escultórica de Laila Muraywid se encuentra en el discurso sobre la mutilación de los cuerpos, centrándose en los periodos de guerra y la violencia que se ejerce particularmente contra las mujeres. Como reflexiona la propia artista, “siempre es el cuerpo de la mujer uno de los lugares donde se desarrolla la lucha. En el mundo árabe, por supuesto, pero también en otros lugares”.

Las obras de Laila se expusieron por última vez en su tierra natal en los años 90, siendo de las pocas artistas que por aquel entonces seguían pudiendo representar figuras desnudas. Tras el exilio, su obra se tornó más visceral y explícita tanto en las fotografías como en las esculturas, que comenzaron a mostrar cuerpos hiperrealistas desmembrados o escondidas y acompañados siempre por telas, brillos y otros elementos decorativos que irrumpen en la crudeza de la escena.
The Wedding, 2011. Yeso, resina, hierro y tejido, 150 x 45 x 25 cm


Su controversial obra “Doux cercueil de la chair” supone un claro ejemplo de su intención escultórica. La figura, que muestra el cuerpo desmembrado de una mujer, destaca su sexo, un brazo y la tripa, cubiertos por un velo de encaje. En contraposición con la violencia de la escena, vemos cómo la mano se apoya suavemente sobre el vientre, indicando reposo y una alegoría al surgimiento de la vida desde esta parte del cuerpo. Cobra también especial protagonismo la vagina, que sobresale de la pelvis en un recordatorio de la fechitización de los cuerpos femeninos en las guerras y de cómo muchas mujeres son violadas, raptadas o torturadas en lugares de conflicto. No obstante, la permanencia de esta parte del cuerpo tras la explosión nos recuerda una vez más, como también ocurre las partes que cubren el corazón en “A Morning Song”, el origen de la vida y el desafío a la destrucción.



A Morning song, 2013. Resina, vidrio y hierro, 101 x 45 x 12 cm             Totem, 2009. Resina, vidrio y hierro, 55 x 44 x 29 cm


La obra de Muraywid retrata la crudeza más visceral de la violencia, pero también recuerda con sus composiciones, encajes, telas y joyas la esperanza en el ciclo vital y en la humanidad.


Light Horizon, 2012. Vídeo, 7'22''

Randa Maddah nació en 1983 en Majdal Shams, al norte de los Altos del Golán, un territorio entre Israel, Siria y el Líbano ocupado por el ejército Israelí. Estudió pintura, escultura y Bellas Artes en Damasco y ha participado en gran cantidad de exposiciones por toda Europa y Oriente Medio. Es cofundadora del centro Fateh Al Mudarris, enfocado en el desarrollo de la creatividad infantil mediante la organización de eventos artístico-sociales y la comunicación del arte del Golán como parte del territorio político y artístico de Siria.

En su obra audiovisual “Light Horizon”, una actriz limpia y organiza meticulosamente una casa destruída por el ejército israelí durante la ocupación de Ain Fit, un pueblo del Golán Sirio, en 1967. Con el cuidado de las ruinas, Randa Maddah busca crear un espacio de familiaridad y observación en medio de la destrucción. El Golán también protagoniza directamente su segunda obra visual, “In View”, en la que pequeños fragementos de espejo nos muestran retazos de un territorio cuya identidad pende de un hilo.


In View, 2017. Vídeo, 7'07''


El dolor y las secuelas de la guerra destacan en la que, junto con “Puppet Theater”, es su instalación más explícita: “Untitled”, en la que vemos un grupo de soldados de yeso que penden del techo. La inestabilidad, el desgarro y el lenguaje visual directo y visceral son elementos que Maddah explora a lo largo de su obra, variando los materiales y medios de expresión en función del subtexto emocional.


Without anunciation, 2010. Instalación, fibra de vidrio


Así ocurre en “Without Annunciation”, donde el dolor toma una connotación muy diferente. Como expone el crítico británico John Berger, “el título se refiere en parte a ese robo de un espacio y aniquilación del domicilio. Las esculturas esperan un terreno en el que pararse, pero sin embargo, son mucho más tranquilas que las anteriores. Es precisamente su calma lo que hace que esta tragedia sea inolvidable”, en una calma que no se resigna sino que resiste con una energía controlada.

A Hair Tie, 2016. Bronce sobre madera.


A “Hair Tie” da un paso más en la iconografía del sufrimiento, siguiendo la teoría del infierno personal del filósofo Emanuel Swedenborg. Podemos ver cómo todas las figuras de bronce agonizan petrificadas, tropezando con los infiernos que atraviesan todos los cuerpos, pero que son sólo suyos. “Estas criaturas no están huyendo del infierno, son parte de él, algunas desde su creación. Están desfigurados por el dolor de continuar agarrándose a su agitada existencia”, podemos leer en la descripción de la obra. A través de estos rasgos y cuerpos desfigurados, Maddah revela los temores más antiguos del ser humano y critica cómo cada terror individual impide ver la correlación del propio sufrimiento con el ajeno y el social.



The Cycle, 2015. Látigo, palos, cinturón militar, cuchillo y detonador eléctrico sobre lienzo, 100 x 80 cm

Nacida en Damasco, Sulafa Hijazi es artista visual multimedia y directora que ha estudiado en el Instituto de Artes Dramáticas de Siria y la Academia de Bellas Artes de Frankfurt. Tras comenzar su carrera como guionista y directora de animación y producciones multimedia, mostrando especial interés por la educación y el desarrollo social, sus producciones se hicieron muy conocidas entre la juventud árabe, apareciendo en gran cantidad de canales de televisión y plataformas online. Ha participado en festivales nacionales e internacionales, recibiendo el premio a la mejor animación en El Cairo, Hollywood, Irán, la India y Rusia por su película “The Jasmine Birds”. Es cofundadora de “Spacetoon”, el primer canal satélite árabe y gratuito para niños y en 2010 creó su propia productora de arte digital, que tras comenzar entre Damasco y Beirut, ha tenido que trasladarse a Berlín.

Desde 2011 ha estado muy implicada en el movimiento de resistencia pacífica de la revolución siria y publica multitud de dibujos y obras digitales que critican la opresión social y política en su país. Ya en Frankfurt se especializó en Arte Contemporáneo y comenzó a experimentar con el arte conceptual y multimedia. Allí realizó junto a algunos compañeros la obra “The Cycle”, una ceremonia de tortura a un lienzo utilizando látigos, palos, un cinturón militar, un cuchillo y un detonador eléctrico en referencia a la situación de Siria, que en esos momentos sólo podía ver a través de los telediarios.



Untitled, 2016. Técnica de impresión lenticular y videoinstalación, I/II de Animated Images, 2017


“Untitled” forma junto a “Modern Man” la serie Animated Images, en la que las ilustraciones se mueven al mismo tiempo que el observador gracias a la impresión lenticular animada. Estas figuras anónimas, blancas y en contraste con los fondos que aluden a la cultura pop e internet se muestran débiles, acorraladas o como en posesión de un secreto, mientras se mueven en un bucle infinito o miran directamente a su interlocutor, nosotros. En “Modern Man”, la segunda parte de la serie, Sulafa Hijazi articula el discurso a partir de la figura del hombre moderno, al que vemos vagando desorientado por fondos 3D multicolores, con los ojos cerrados o tapados y atrapado entre lo virtual y lo tangible.



Drops, 2017. Video arte con ilustración digital, 1'




Noise ضجيج, 2017. Realidad virtual 360 y video arte, 1'15''


En sus últimos trabajos, cada vez más experimentales, el 3D y los diferentes usos del vídeo y los entornos digitales toman el protagonismo, dando lugar a propuestas tan interesantes como “Noise”, una realidad virtual 360 en la que seis hombres parecen agonizar tendidos en las seis caras de un cubo tridimensional, cuyas paredes son seis noticiarios diferentes de todas partes del mundo. La serie Locomotion configura sus dos últimos trabajos: “The Red Shoes”, donde juega con imágenes oníricas a través de entornos 3d o paisajes de internet y “Positioning”, un entorno de realidad aumentada escondido en lo que aparentemente es una lámina en dos dimensiones. Al enfocar la superficie con la cámara del teléfono, las figuras tridimensionales aparecen reorganizando el espacio de la obra, haciendo pensar que el imaginario de esta artista dentro del entorno virtual no tiene fin.


Untitled, 2012. Video, 1'12''

Dareen Abbas nació en Argelia en 1989, pero se crió en Damasco. Su trabajo reinterpreta el imaginario arquetípico para plasmarlo a través de la escultura, el video y el dibujo, centrándose en los límites entre escenografía y escultura. Este tema está presente en gran parte de su obra, que construye normalmente a partir de tres objetos tridimensionales que relaciona con el color, la iluminación y el espacio. Tras mudarse a Bruselas se graduó en 2015 en la Escuela de Investigación Gráfica y desde entonces ha participado en varias residencias y exposiciones, entre las que destacan la Bienal de Taipei en 2016 y el programa de residencia WIELS en 2017.  

The Sand Clock, 2016. Yeso (primera versión)


“The Sand Clock” fue una escultura experimental creada para la Bienal de Taipei durante 2016. La instalación, desarrollada durante su residencia artística, aúna escenografía y dioramas con decoración, iluminación y movimiento para crear una obra en la que la piel representa el borde físico de lo primario. Busca fusionar las formas de la figura humana y el reloj de arena para representar la experiencia colectiva del tiempo. El cuello, estrecho, regula la caída de la arena, que llega abajo fundiéndose con la superficie transparente y la línea de la base de la figura. Lo que vemos es una forma suspendida y perforada disolviéndose en la habitación, que pronto estará llena de arena. Esta amalgama resulta en una tercera forma alterada que hace comulgar estos dos elementos en la imaginación colectiva. 

The Sand Clock, 2016. Instalación, madera, resina y arena (dimensiones variables)


Su obra audiovisual “Untitled” trata también el tema del paso del tiempo, pero esta vez desde una perspectiva totalmente ajena a lo humano y con un efecto visual que, por la artificialidad que genera, nos somete al vértigo causado por el movimiento errático del agua, el sonido envolvente y la pequeña hendidura que lo absorbe todo mientras el tiempo se retrae. 
Actualmente Dareen Abbas está desarrollando una nueva obra visual que presentará durante esta temporada y trabajando junto al director Rimah Jabr en una serie de esculturas para la obra teatral “Broken Shapes”, que se estrenará en 2019.


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